Han pasado muchas cosas en esta última semana.
En el TEC: semana de parciales. He tenido un examen (ha salido bien), también he entregado algunos trabajos. Aunque el sistema educativo es pesado por ser constante y recordarme a los días de colegio; resulta fácil. Se han acostumbrado a hacer las cosas tan aferrados a ese método de estudio, que se conforman con hacer trabajos y exámenes mediocres, es suficiente. La participación en clase es abrumadora, después de cuatro años en la Universidad Autónoma de Madrid, me alucina darme cuenta de las diferencias.
Luego, y lo más bonito de la semana. Han llegado la Zíngara y la Gitana. Son dos combis (furgonetas ban). Sus habitantes son: Leti, Flor, Attman, Sanayá, Juan Carlos y Ricardo. Un grupo de viajantes, que andan de rol por México financiándose con sus artesanías, canciones, tatuajes de hena y leyendo las cartas del tarot. De todas las edades (desde 5 años hasta 40), de todas las partes del mundo (Huelva, Argentina, México e Italia), y encantadores. Han traído la curiosidad e ilusión a la casa, y la perplejidad al ver lo distintos que somos los seres humanos y lo similares a la misma vez. Mañana parten con destino a Guadalajara, si el mecánico por fin les entrega a la Gitana que está malita. Nos han contado cosas, nos han apuntado los mejores sitios de México, entre ellos: el Cielo y las Nubes. Todo muy místico, y muy mágico. Además he tenido a un beboto en casa, Attman; un niño-mogli, que me ha recordado otra vez las ganas que tengo de ser mamá dentro de unos años. Ah, además Ricardo me ha hecho un tatu precioso, recordando a las mujeres árabes, en mi mano.
Ayer estuve en un Catamarán. No, no es lo que en España se conoce como catamarán. Se trata de una barcaza de dos pisos. Por ocho euros tenías pasaje, bebida, comida y música. Al son del rock, pop, reggaetón, ranchera, salsa... Navegamos unas cinco horas, viendo el sol caer desde la Presa de la Boca. Magnífico espectáculo. La gente se volvió loca, bailaron hasta el borde de desfallecer. Tuvimos a nuestro Michael Jackson particular, a una gran bailarina brasileña (que no es brasileña), bailes amarraos, alguna que otra caída, muchas risas.
Luego salí, por fin y por segunda vez, por el Barrio Antiguo. Es un lugar bonito (que me recuerda un poco a Lavapiés...), repleto de antros y bares de todos los tipos, un sitio que me hace palpar que Monterrey no es sólo esta "maldita" Colonia Tecnológico. Que me dice que sí, de verdad estoy en México. Visitamos algunos antros, a destacar: Café Iguana y Antrópolis, dos perlitas de sitios.
El miércoles salgo pronto en la mañana hacia Guanajuato, para llegar en la noche y ver "el grito", que es la conmemoración del grito que usó el cura Miguel Hidalgo y Costilla para que se sublevara el pueblo en contra de la autoridad virreinal de la Nueva España. Voy a estar cinco días de viajecito para celebrar el Bicentenario de la Independencia de México. Vamos a visitar Guanajuato, Dolores Hidalgo (la cuna de la Independencia Nacional) y San Miguel de Allende. Y qué raro me parece celebrar que México se independizara de España, pero me voy a comprar una bandera de México y la voy a agitar al viento; agradeciendo que por fin se terminara semejante barbarie perpetrada por los conquistadores españoles.
De momento eso es todo, cuando regrese, tendré mucho más que decir; ya que puede que busque una odisea que contar.
Ex ce len te... sin palabras. Cuidate, te quiero demasiado. Besitos.
ResponderEliminarmarinsasas!!!! como te lo montas! de viajecitos y con la universidad a tope, equilibradamente perfecto jeje; por aqui se te echa de menos un besoto
ResponderEliminardónde está mi otro comentario??????????
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