miércoles, 22 de septiembre de 2010

CELEBRACIÓN DEL BICENTENARIO




El puente de la semana pasada que ha tenido lugar en México con razón de la celebración del Bicentenario de la Independencia, ha transcurrido de forma increíble.
Voy a empezar con una breve (que al final nunca lo es) descripción de lo que hemos ido haciendo del miércoles hasta el domingo pasados (15 a 19 de septiembre).
Día 15 de septiembre:
El miércoles salimos pronto en la mañana de Monterrey, un grupo de 40 personas en un autobús, dirección GUANAJUATO. El viaje fue pesado, 12 horas más o menos de trayecto, hasta llegar al Hotel Socavón. Situado en la Calle Alhóndiga (una de las principales de Guanajuato), un lindo hotelito con patio interior. Nada más llegar, dejar las cosas, comer algo (comprar cerveza, claro) y arreglarse un poco para dirigirnos a la Plaza Central, en frente de la Alhóndiga de Granaditas. Allí, entre el tumulto de gente, nos situamos para vivir la conmemoración del grito de la independencia; que por razones “técnicas” (porque era su cumpleaños) Porfirio Díaz cambió de día y hora. Día 16 a las 12h empieza: Viva México (y todos coreamos Vivaaaaaa!). El texto verdadero que se usó para el grito de parte del Cura Hidalgo en Dolores no se conoce con exactitud, por ello se va modificando a lo largo del tiempo, y se adhieren distintas formas según el lugar de la celebración. Todo el rito seguido por fiesta de mariachis en la plaza y bebida libre en la calle (lo que está prohibido en México). Amalia y yo nos separamos del grupo para ir al Bar Fly, un lugar que nos habían recomendado antes de llegar donde se reúnen todos los hippies/rastas/punkis del lugar: efectivamente, a un buen sitio hemos llegado. Risas, cheves baratas, música reggae. Además reencuentro de Amalia con María, una chica de su clase que está en DF con la misma beca que nosotras; vamos, una suertuda!
Día 16 de septiembre:
Nos despertamos con la cruda (=resaca), pero hay preparada una visita por Guanajuato con un guía estupendo. Anda que te anda visitamos todos los puntos importantes de la ciudad: el Teatro Juárez (el segundo más importante de México), el monumento al Pípila, la Alhóndiga de Granaditas (lugar en el que empezó la insurgencia independentista), la Plaza San Fernando, el Callejón del Beso, el edificio de la Universidad, etc.. Y sólo ver la ciudad y los colores, me embriagó. Luego por la tarde visita al Museo de las Momias, y es que en Guanajuato pasa una cosa bien curiosa, y es que sin quererlo algunos cadáveres se momifican. Y luego se exponen en un museo, que es ciertamente grotesco a la par que desagradable (en próximos capítulos escribiré sobre el culto a la muerte en México, porque merece un capítulo aparte). Por la noche Callejoneada, es un ritual típico en Guanajuato en el que un grupo de tuneros van por las calles seguidos por la multitud, parándose en las plazas y cantando las típicas canciones. Más vueltas, más bares, y como no, Bar Fly.
Día 17 de septiembre:
Decidimos no ir a la ruta programada para poder descansar un poco. Al final hay un grupo que ha decidido no acompañar al grupo, así que nos vamos a “callejear”, lo que siempre ha sido mi pasatiempo favorito. Comida rica, Museo de Diego Rivera (el que fue marido de Frida Kahlo) y Mercado Hidalgo. Todo precioso. Cena y paseo nocturno. No puedo más, abandono, me voy a dormir.

Día 18 de septiembre:
Salimos dirección Dolores Hidalgo, ahora sí, la cuna de la Independencia. Visita por el pueblo e historia (mil veces oída ya), sobre el grito, el Cura Hidalgo, el Pípila, Morelos, Allende y todo lo demás. Comida, y plaza con breakdancers incluidos.
Salimos a San Miguel de Allende. La lluvia no nos permite hacer la visita como estaba planeada, así que damos algunas vueltas y al Hotelito. Deja de llover y podemos salir a saborear ricos tacos, a beber mezcal en la plaza, y a conocer la noche. Dos bares: La Cuca y la Bruja. Divertida noche, divertido día, divino cansancio.

Día 19 de septiembre:
Recoger, dar algunas vueltas, preparar las cosas, despedirnos y hacernos a la idea de que faltan sólo 10 horas para volver a la normalidad. Llegada a Monterrey y nostalgia.

Ese ha sido al viaje, pronto escribiré sobre la percepción de la tan proclamada independencia.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Semana 7, del 6 al 12 de septiembre 2010





Han pasado muchas cosas en esta última semana.


En el TEC: semana de parciales. He tenido un examen (ha salido bien), también he entregado algunos trabajos. Aunque el sistema educativo es pesado por ser constante y recordarme a los días de colegio; resulta fácil. Se han acostumbrado a hacer las cosas tan aferrados a ese método de estudio, que se conforman con hacer trabajos y exámenes mediocres, es suficiente. La participación en clase es abrumadora, después de cuatro años en la Universidad Autónoma de Madrid, me alucina darme cuenta de las diferencias.

Luego, y lo más bonito de la semana. Han llegado la Zíngara y la Gitana. Son dos combis (furgonetas ban). Sus habitantes son: Leti, Flor, Attman, Sanayá, Juan Carlos y Ricardo. Un grupo de viajantes, que andan de rol por México financiándose con sus artesanías, canciones, tatuajes de hena y leyendo las cartas del tarot. De todas las edades (desde 5 años hasta 40), de todas las partes del mundo (Huelva, Argentina, México e Italia), y encantadores. Han traído la curiosidad e ilusión a la casa, y la perplejidad al ver lo distintos que somos los seres humanos y lo similares a la misma vez. Mañana parten con destino a Guadalajara, si el mecánico por fin les entrega a la Gitana que está malita. Nos han contado cosas, nos han apuntado los mejores sitios de México, entre ellos: el Cielo y las Nubes. Todo muy místico, y muy mágico. Además he tenido a un beboto en casa, Attman; un niño-mogli, que me ha recordado otra vez las ganas que tengo de ser mamá dentro de unos años. Ah, además Ricardo me ha hecho un tatu precioso, recordando a las mujeres árabes, en mi mano.


Ayer estuve en un Catamarán. No, no es lo que en España se conoce como catamarán. Se trata de una barcaza de dos pisos. Por ocho euros tenías pasaje, bebida, comida y música. Al son del rock, pop, reggaetón, ranchera, salsa... Navegamos unas cinco horas, viendo el sol caer desde la Presa de la Boca. Magnífico espectáculo. La gente se volvió loca, bailaron hasta el borde de desfallecer. Tuvimos a nuestro Michael Jackson particular, a una gran bailarina brasileña (que no es brasileña), bailes amarraos, alguna que otra caída, muchas risas.

Luego salí, por fin y por segunda vez, por el Barrio Antiguo. Es un lugar bonito (que me recuerda un poco a Lavapiés...), repleto de antros y bares de todos los tipos, un sitio que me hace palpar que Monterrey no es sólo esta "maldita" Colonia Tecnológico. Que me dice que sí, de verdad estoy en México. Visitamos algunos antros, a destacar: Café Iguana y Antrópolis, dos perlitas de sitios.


El miércoles salgo pronto en la mañana hacia Guanajuato, para llegar en la noche y ver "el grito", que es la conmemoración del grito que usó el cura Miguel Hidalgo y Costilla para que se sublevara el pueblo en contra de la autoridad virreinal de la Nueva España. Voy a estar cinco días de viajecito para celebrar el Bicentenario de la Independencia de México. Vamos a visitar Guanajuato, Dolores Hidalgo (la cuna de la Independencia Nacional) y San Miguel de Allende. Y qué raro me parece celebrar que México se independizara de España, pero me voy a comprar una bandera de México y la voy a agitar al viento; agradeciendo que por fin se terminara semejante barbarie perpetrada por los conquistadores españoles.

De momento eso es todo, cuando regrese, tendré mucho más que decir; ya que puede que busque una odisea que contar.

domingo, 5 de septiembre de 2010

Miedo, ¿o no?


Desde la ventana de mi departamento no se oyen balaceras ni se observa ningún movimiento sospechoso. Todo parece tranquilo desde mi burbuja. Los paseos y salidas han resultado fuera de peligro. Las entradas y salidas al TEC sin sobresaltos. Las noches de fiesta, que han sido muchas y variadas, han estado controladas en todo momento. Pero a pesar de todo, dicen que la cosa está mal.

La semana pasada hubo reunión en el Consulado, algunos nervios a flor de piel. No los míos. Nos recomiendan calma y precaución. Los cárteles del narcotráfico están dominando la ciudad. Son comunes los narcobloqueos y las extorsiones telefónicas. También se producen asaltos y secuestros. No vistan marcas ni lleven Rólex. Gracias. Necesitábamos que alguien nos alertara de ello. Además nos han recomendado que no viajemos, que no salgamos a los antros, que cuidemos lo que hablamos y con quien lo hablamos.

En fin, resulta que estoy aquí con un convenio internacional y mi trayectoria debería ser la siguiente: dormir y estudiar (eso también salió de la boca de alguno de los asistentes a la reunión consular). Y digo yo: pues no! Además de venir a estudiar a una universidad de reconocido prestigio y que resulta, por cierto, un tremendo coñazo; también he venido a conocer un país y una cultura, a desenvolverme entre las nuevas costumbres, a conocer lugares que nunca más tendré a mi alcance. A descubrir la noche y todo lo que la envuelve.

Iré con cuidado, por supuesto, la vida es lo más importante que tenemos, y no me la voy a jugar a la ruleta de la suerte